jueves, 1 de diciembre de 2011

La mirada




No mires por arriba de tu hombro izquierdo, cuando apagues la luz al salir de un cuarto. Esa es la forma más cercana de ver tus peores pesadillas en vivo. Marcos me contó que cuando lo hizo vio a su mamá muerta, y lo peor es que, todo el tiempo venía esa imagen a su cabeza, era tan real, que incluso creía que su madre había muerto de verdad.
Pasado el tiempo se convirtió en un juego de niños. Los valientes se atrevían a hacerlo. Carlos vio a su perro muerto, el Gordo que le robaban su comida (todos reímos), José María que veía morir a su abuela y así... Yo no me atreví, en ese momento, inventé que le cortaban un brazo a la maestra.
Me atreví, estaba allí, era yo, me observaba cuidando no mirarme. No quise ver más. No por ahora. No vimos en una semana a Marcos. Esa semana le robaron el almuerzo a el Gordo y murió el perro de Carlos. Ambos cambiaron y dejaron de ser ellos.
Marcos llegó con la noticia de que había muerto su madre, en ese momento volteamos a ver a José María, sabíamos que moriría su abuela. Sonó su teléfono y gritamos. Era verdad, su abuela murió. Ellos esperaban ver a la maestra sin brazo, pero yo aun no sabía que pasaría, era mentira lo de la maestra.
Lo confirmé cuando salí corriendo de la escuela. Llegué a casa, entré y salí del cuarto, apagué la luz y miré por encima del hombro. No sé si ya había sucedido o estaba por suceder, empujé al gordo, su cabeza golpeó con una silla y murió. Me levantaba, miraba por encima del hombro, me cuidaba de no ser visto y salía corriendo.
Entendí que ya lo había visto...

No hay comentarios:

Publicar un comentario